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Reinventando
los clásicos
Se dice de los músicos
que su maestria se nota más en los trozos lentos que en las partes
de puro virtuosismo. Creo que pasa lo mismo entre los pasteleros y que
al saborear los pasteles clásicos es cuando más aprecias
su talento.
Eso pasa con esa tartita
de limón.
Pasta Sable,
crema de limón,
cáscaras de limón confitadas,
jalea de limón...
Un justo equilibrio
que te libra de la acidez del limón y te deja apreciar
su sabor.
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"Dune" ya
es un pastel más sofisticado:
Bizcocho
con sabor de pistacho,
crema ligera con sabor de pistacho,
garapiñado hojaldrado con maíz tostado,
trocitos de merengue...
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En cambio el "Mil
Hojas" es un gran clásico de la pastelería
francesa.
Pero el hojaldre caramelizado
y el uso de crema de mascarpone a la vainilla le da un toque totalmente
diferente.
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Y para acabar, aquí
viene el "Mont-Blanc":
Pasta Sable,
compota de rosa silvestre,
fideo de puré de castaña,
merengue,
crema chantilly...
¡Todo un acierto!
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