En 1922 es cuando empezaron
obras de ampliación y los arquitectos de la Ciudad de París
exigieron que la fachada situada en la orilla del Sena fuera remodelada.
Entonces el arquitecto
Henri Sauvage se encargó de la transformación y
diseñó una fachada de piedra con esas líneas
geométricas típicas del Arte Deco.
Pero todavía
quedan huellas de la parte Arte Nuevo en la calle de la Monnaie.
El desarollo del almacén
continuó a lo largo del siglo XX y llegó a ocupar
varias manzanas contiguas.
Su eslogan más
famoso, "Uno lo encuentra todo en la Samaritaine",
formaba parte del cotidiano parisino.
Pero esta bonita historia,
digna de la novela de Zola, se
acabó el 15 de Junio del 2005.