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La Samaritaine

La Samaritaine forma parte de los gran almacenes parisinos.

Fundado en 1870 por Ernest Cognacq y Louise Jay, el almacén lleva el nombre de una antigua bomba instalada en el Puente Nuevo.

Por su nueva manera de presentar las mercancías, la Samaritaine tuvo desde el principio un gran éxito y en 1905 es cuando los dueños contratraron al arquitecto Frantz Jourdain para diseñar un gran almacén. Con sus estructuras de acero y sus decoraciones de lava esmaltada, este primer edificio era muy representativo del Arte Nuevo.

 

En 1922 es cuando empezaron obras de ampliación y los arquitectos de la Ciudad de París exigieron que la fachada situada en la orilla del Sena fuera remodelada.

Entonces el arquitecto Henri Sauvage se encargó de la transformación y diseñó una fachada de piedra con esas líneas geométricas típicas del Arte Deco.

Pero todavía quedan huellas de la parte Arte Nuevo en la calle de la Monnaie.

El desarollo del almacén continuó a lo largo del siglo XX y llegó a ocupar varias manzanas contiguas.

Su eslogan más famoso, "Uno lo encuentra todo en la Samaritaine", formaba parte del cotidiano parisino.

Pero esta bonita historia, digna de la novela de Zola, se acabó el 15 de Junio del 2005.

 

El gran almacén fue cerrado de un día para otro, oficialmente por razones de seguridad, oficiosamente por cuestiones de rentabilidad.

Varios proyectos de renovación fueron imaginados y en 2011 es cuando planean una reapertura. Pero ya no se trataría de un gran almacén sino de la yuxtaposición de varios comercios dentro de un espacio remodelado.

De momento el edificio yace abandonado y ya no se puede contemplar París desde su terraza.