Le Louvre

Paseo nocturno

A veces, alguna fria noche de invierno te devuelve un espacio que millones de turistas ya se apropiaron.

Le Louvre descansa,
solito,
después de la invasión cotidiana.

 

Los 15000 visitantes del día ya se fueron por otros lares y sólo quedan algunos paseantes sin prisa.

Cuando contemplas el viejo castillo, varios siglos de historia colapsan en tu memoria y si no te estremeces al evocar algún episodio particular, podrás disfrutar de la elegancia fantasmática que le regala la noche.

 

En este contexto, la pirámide deja de ser un tema de polémica para arraigarte en el siglo presente y librarte de los espectros atrasados...

 

Y lo tuyo es seguir soñando, el Carroussel te invita a perderte hacia otro más allá...