El Patio Cuadrado forma
parte de los lugares que prefiero.
Excepto en algunas
ocasiones especiales, es un espacio casi desierto en donde uno
puede disfrutar de un rato de paz y de tranquilidad.
Curiosamente este magnífico
conjunto arquitectónico no atrae a la gente. La mayoría
atraviesa el patio de paso entre el Museo de Orsay y la Pirámide,
a lo mejor saca una foto, pero no se para para disfrutar del panorama.
Y los pocos que se
sientan en uno de los bancos de piedra comparten el gusto de la
contemplación silenciosa.