Le Louvre

El Patio Cuadrado del Louvre

El Patio Cuadrado forma parte de los lugares que prefiero.

Excepto en algunas ocasiones especiales, es un espacio casi desierto en donde uno puede disfrutar de un rato de paz y de tranquilidad.

Curiosamente este magnífico conjunto arquitectónico no atrae a la gente. La mayoría atraviesa el patio de paso entre el Museo de Orsay y la Pirámide, a lo mejor saca una foto, pero no se para para disfrutar del panorama.

Y los pocos que se sientan en uno de los bancos de piedra comparten el gusto de la contemplación silenciosa.

 

La construcción de este patio (cuyos lados miden más de 100 metros) es una larga historia que empieza en 1546 con el Rey François 1° y su arquitecto Pierre Lescot.

Las iniciales de los soberanos, grabadas en la piedra, cuentan la continuación del proceso.

 

Ese día una gaviota contemplaba con perplejidad este universo mineral.

No parecía tener miedo a la gente, como si ya fuera acostumbrada a la vida parisina.

No tenía nada para regalarle así que siguió su paseo matutino.

 

Contemplé otra vez el Pabellón del Reloj y pensé que ya era hora de imitarla.

Caminé rumbo a la puerta Sur y como La Maga, aparecí en el universo de Cortazar.