Las Pulgas

El Mercado Biron

Eso es la segunda calle del Mercado Biron.

Es más estrecha que la otra y tiene un tejado de chapa ondulada pero me gusta más su ambiente.

Primero porque los anticuarios se apropiaron la calle como espacio extra para sus casetas.
Algunas veces los verás compartiendo el almuerzo o jugando naipes...

Luego porque aquí encuentras menos preciosidades y más curiosidades.
La mayoría de los objetos tienen "algo de alma" pero podrías apropriartelos y no son objetos de museo como en la primera calle.

Sin embargo, cada tienda tiene su personalidad.

 
A mi, siempre me fascina contemplar los muebles de madera que solían utilizar en las oficinas. Escritorios, armarios, clasificadores, con olor de encáustico incluido...

Mientrás la informática y los bancos de datos permiten desmaterializar casi todo, eso te devuelve a un pasado más humano: solo falta el chupatintas perdido en medio de sus toneladas de papeles...

 

También encontrarás varias tiendas especializadas en el mobiliario de los siglos XVIII y XIX.

Louis XV, Louis XVI, Directoire, Empire, Régence, cada estilo tiene definiciones precisas y los anticuarios te enseñaran los elementos característicos que permiten clasificar cada objeto.

Y si no te gustan estos estilos, siempre podrás contemplar los muebles regionales o los muebles de barcos...

Yo me quedé perpleja delante de estas arañas. ¿Cual altura de techo será necesaria para poder colgarlas sin riezgos para tu cabeza ? ¿Y luego ? ¿ Como haces para cambiar una bombilla o simplemente quitarles el polvo ?

 

Ese día, el único objeto que tuve ganas de compras fue esta escalera.

No es que tenga un dúplex pero acabo de leer el libro de un estimable veterinario que dice que para hacer su gato feliz, hay que transformar su piso en sala de fitness para felino.

Y de alguna forma eso podría ser el primer aparato de la instalación.

Tendré que pensarlo...

 

El regalo del día, me lo ofreció esta pareja de anticuarios arreglando algún detalle de esta araña gigante que no sé como calificar.

La chica estaba de pie en una escalera. Le costaba alcanzar la parte superior de la araña y el chico empezaba a tener miedo que se caiga.

Justo al lado, una escalera más grande le ofrecía la solución pero la chica seguía esforzándose, bajo la mirada de la estatua del águila.

No sé si la chica se enteró del lado surrealisto de la situación o si se fijo en mi caja perpleja, pero compartimos las carcajadas...