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La Cité
Floréale
Si noté de
paso, entre otros detalles decorativos, la efigie
de algún gato, también topé con un
auténtico gato negro que pronto me demostró que
era el verdadero dueño de estos lares.
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También noté
en una de las calles, una alineación de casitas
muy parecidas, destacando por la variedad de sus plantas.
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Pero el punto con
más encanto de esta manzana es su mini plaza, con las
casas de muñecas rodeando el
arbol central.
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Sólo falta algún
café con una pequeña terraza para disfrutar de la
tranquilidad de este sitio.
Así que tras
mirar una última vez la alineación de la calle Brillat
Savarin, seguí
paseando.
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