Los antiguos talleres
se convierten en viviendas originales diseñadas por arquitectos.
Los patios abiertos
a los cuatro vientos, se transforman en espacios currados, pero
privados.
Luego impiden el aparcamiento
de los vehículos o por lo menos lo controlan estrictamente.
Y a veces incluso consiguen
cerrar por completo el acceso a la callecita. Pero eso es otra
historia.